Una vez contemple algo que me fue difícil entender. Se hallaban la Amargura y la Felicidad mirándose al espejo, pero cuando se miraba la amargura, en el espejo se reflejaba la felicidad, y cuando miraba felicidad, se reflejaba la amargura. Ambas estaban consternadas, ¿cómo era posible lo imposible? Verse a si mismas tan distantes, tan diferentes. ¿Qué tenía aquel espejo para dar tal reflejo?
Entonces, de súbito le preguntaron al espejo:
- ¿Por que nos vemos así?
Y el espejo, como mágicamente contestó, dijo así:
- Yo no soy un espejo común. Yo te enseño tu destino, el fin de tu camino para que puedas crecer más. Tu la amargura, debes buscar la felicidad por que si no la hallarás, morirás. Y tu felicidad debes encontrar la amargura, sin ti ella morirá y tú no habrás dado de ti. Amargura y felicidad son distantes y diferentes pero en los caminos de la vida, algún día se habrán de encontrar, porque es el destino de la vida, el equilibrio hallar.
Y sin comprenderlo del todo, me aleje pensando y pensando, que misterios hay tan diferentes y complejos de comprender.
Entonces, de súbito le preguntaron al espejo:
- ¿Por que nos vemos así?
Y el espejo, como mágicamente contestó, dijo así:
- Yo no soy un espejo común. Yo te enseño tu destino, el fin de tu camino para que puedas crecer más. Tu la amargura, debes buscar la felicidad por que si no la hallarás, morirás. Y tu felicidad debes encontrar la amargura, sin ti ella morirá y tú no habrás dado de ti. Amargura y felicidad son distantes y diferentes pero en los caminos de la vida, algún día se habrán de encontrar, porque es el destino de la vida, el equilibrio hallar.
Y sin comprenderlo del todo, me aleje pensando y pensando, que misterios hay tan diferentes y complejos de comprender.
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